Al saber de
alguien que ha tenido una ruptura siempre se pregunta lo mismo: de buen rollo
o….? Y es que en toda ruptura sale todo a la luz. Y si no sale peor. Como dice
Calamaro, todo lo que termina, termina
mal, y si no termina se contamina.
Los términos de
relación futura que se barajan entre Cava y Penedès no auguran buen rollo. La
ofensiva se parece a una OPA con pocos medios, no todos los motivos de los ex
cavistas para irse o no ingresar siquiera (excepto en un par de casos
concretos) parecen demasiado coherentes o adecuados a nada que no sea su propio
capricho o conveniencia económica; olvidando que el cliente ya no sé si la
espera, pero debe recibir una información del producto que a priori nada tiene
que ver con ninguna de las dos cosas. En cava hay mucho que hacer, desde luego,
pero en Penedès hay tanto o quizá más aún.
Se trata de una
especie de ruptura en toda regla. El problema es que tendrán que compartir piso
después, a la fuerza, ya que muchos cavistas seguirán haciendo su cava y su
vino tranquilo en el Penedès. Su alternativa no es tan atractiva como para
tentar a la mayoría, y la posibilidad de quedarse necesita más dinamismo para
que los cambios tengan lugar con cierta celeridad.
Esperemos que
ambos sean capaces de solucionar sus problemas internos para que la decisión de
cualquier elaborador tenga más que ver con su origen que con la conveniencia econòmica de
un nombre u otro. Y también que la capacidad de diálogo sea suficiente como
para que no haya que preguntar después si hay buen rollo.
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