Lectors

domingo, 29 de junio de 2014

CUATRO CONVERSACIONES


- Hola!!!?


- ….


- Eres tú, cariño?!!!


Es una mujer, de unos 50 años, pelirroja ya canosa, aunque no sé del todo si es ese color el que le corresponde. No se tiñe desde hace un mes o dos, las raíces son canas pero el resto permanece de un juvenil color caoba algo anaranjado. Sonríe y mira al vacío mientras espera la respuesta.

- Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz…

Entona a pleno pulmón la letra entera, con el tren abarrotado de gente entre los cuales algunos estamos algo avergonzados. Le importa una mierda, claro está, imagino que espera de todos cierta indulgencia por tratarse de un crío. En cuanto acaba, lo juro, la tiene toda, pero sólo entonces. Son casi las diez de la noche y es probable que no haya tenido ni un momento para llamarle.

No es la única que tiene una conversación audible. Detrás de mí otra mujer explica a voz en grito su plan de vacaciones a un compañero: Madrid, el parque Warner con el crío, nada de museos, luego Extremadura, un par de días en un apartamento lujosísimo, súperfashion, que le ha prestado un amigo. Acabarán en el Algarve portugués.

Otra mujer telefonea para organizar la cena antes de llegar. Habla de papas, de huevos, con acento andaluz imborrable. Debe llevar aquí por lo menos cuarenta años. Se corta. Vuelve a llamar. Optimista, dice que llegará en diez minutos y que vayan pelando cuatro papas y un ajito, que ella se encarga de todo cuando llegue.

La cuarta mujer habla y habla con una amiga. En catalán, esta vez. Pero no hace mucho más que asentir, sí, sí, m-m, sí, m-m, és clar, y a mí me recuerda a Sybil Fawlty fumando en la cama cuando la llama una amiga para contarle sus penas, aunque ella responda "ja ho sé" innumerables veces, para que su marido acabe por preguntarle "per què t’ho explica si ja ho saps?"

Archivo para escribir otro día que no será éste. Siempre intento hablar bajito para que no se entere todo el vagón de lo que a nadie le importa, pero comprendo que el teléfono cuelga al usuario del otro lado, de algún lugar, que lo teletransporta, y que aún hay muchos que desconfían de un artilugio sin cables, que por eso gritan desde el momento en que contestan.

Entiendo también que las primeras vacaciones decentes en mucho tiempo sean también algo que haya que airear; ante compañeros, ante el tren entero, ante el mundo y ante dios padre. 

Porque probablemente que el mundo entero se entere es parte del descanso previsto, que no va a ser ni la mitad del que espera, por supuesto, porque nunca lo es.

El mundo ha cambiado mucho, pero la gente más todavía.

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